miércoles, junio 20, 2007

El Rumor de la Locura

Hoy me apetece hablaros sobre mi primera experiencia editorial que, contrariamente a lo que muchos creeréis, no se produjo con ETREUM.
Corría el año '94 ó '95, por aquel entonces cursaba primero de Ingeniería Informática en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Como mucha gente, elegí mis primeros estudios universitarios con la mira puesta en las salidas profesionales y relegué a un segundo plano mi vocación de maestro. Después de varios palos y la falta de motivación consecuente, me dediqué a las campanas. Iba a la facultad pero no aguantaba en clase más de dos horas escuchando hablar sobre cosas que no entendía (aún me pregunto cómo se puede imaginar un espacio de infinito más uno) y que cada vez me interesaban menos. Así que me perdía paseando por el campus. Para quien no la conozca, la UAB se ubica en la montaña, en Bellaterra y su campus es genial para perderse en el bosque y tomar el sol o tumbarse bajo un árbol a leer. Por aquel entonces me dio por algunos clásicos románticos y de terror: Drácula, Frankenstein, Dr. Jekyll y Mr. Hyde, Rimas y Leyendas... Me embriagué de aquellas atmósferas mágicas en las que la naturaleza era un protagonista mñas de la trama. Cerca de la facultad de ciencias, había un roble junto a un meláncolico sauce llorón que derramaba sus ramas sobre un riachuelo, canal o acequia, no lo sé muy bien. Allí, por primera vez cogí mi libreta de apuntes y me decidí a crear una leyenda romántica.
Dejé que la prosa fluyera libre, sin presiones, sin condicionamientos del tipo: "escribir sobre...", "extensión de..." o "Presentar el día..." No tenía nada planeado. Cogí un personaje, una anciana sentada al borde de una acantilado, y sumergido en el paisaje dejé que me contara su historia.
No sabía a dónde me llevaría la trama ni cuántas páginas ocuparía. Poco a poco, el relato me capturó. Lo que al principio era fue un entretenimiento se transformó en adicción. Me gustaba lo que escribía y el reto que suponía desarrollar las situaciones en las que se metían (eran ellos solitos, no yo) los personajes.
La acabé relativamente rápido, unas 15 ó 16 páginas. La repasé y la pulí sin saber por qué y me encantó. Sólo entonces me planteé si gustaría a alguien más. Los primeros lectores se mostraron encantados, pero claro, eran amigos, siempre pasa. Alguno me incitó a publicar pero no le vi sentido. No daba para un libro y desconocía publicaciones en revistas u otros medios.
La dejé descansar.
Pasaron años hasta que decidí presentarla a algún concurso literario. No gané. Sólo la Editorial Jamais (si se le puede llamar editorial) se interesó por la obra. No había ganado su concurso pero iban a editar un volumen recopilatorio con los mejores textos. La pega: tenía que pagar unas 2.000 ptas. por página para sufragar gastos de la impresión de 5.000 ejemplares. No recuerdo bien el ingreso pero rondaba las 30.000 ptas. Ya me había independizado con dos amigos, incluso creo que ya había empezado con ETREUM. No me sobraba el dinero pero resolví que sería un buen paso para mi carrera literaria. Pagué, recibí el contrato que comprometía a Jamais a publicar en 2 años como mucho y esperé.
Al principio todo iba bien. La comunicación era fluida, recibí galeradas y en internet había obras publicadas por aquella gente. A medida que la fecha de edición se acercaba se perdió fluidez en la comunicación. Rara vez atendían al teléfono, los mails eran ignorados o me daban largas por problemas con la empresa gráfica. Se superó la fecha y ya era imposible contactar con Jamais. En los foros aumentaban las quejas y los insultos contra la editorial. La gota que colmó el vaso fue cuando me telefonearon de la editorial diciendo que habían visto mi relato en Librosalacarta.com y que estaban interesados en incluirlo en un volumen antológico y bla, bla, bla... Tras mi bronca descomunal se disculparon alegando que eran de otro departamento de la editorial y que no sabían nada de mi selección anterior. Los amenacé con denuncias y demás. Me informé sobre cómo proceder pero resultó que una visita a un abogado y llevarlos a juicio me iba a suponer una inversión superior a las 30.000 ptas. Desistí y decidí centrar mis esfuerzos en recibir al menos los tres ejemplares que me correspondían como autor. Tras cartas certificadas y amenazas con quemar la editorial y al mismísimo Santiago Rojas, el dueño, recibí los ejemplares casi cuatro años después del inicio de mi aventura. Tres ejemplares gordos y feos, llenos de textos apretujados. Ahí dejé el tema aparcado. Después me enteré que ese "señor" está en busca y captura por la policía.
Aquello me llevó a la firme resolución de no volver a pagar por un trabajo que había hecho yo, faltaría más. Hay editoriales de auto-edición que funcionan, no lo niego, pero también hay muchas Jamais con las que hay que andarse con cuidado.
Tuve la suerte de dar con Actéon. Hoy las ventas no acompañan. ETREUM no es un best-seller, ni siquiera una novela conocida. Gajes de no tener promoción en un mundo donde mi novela cohabita con 65.000 más.
La lectura positiva de todo esto es que mi libro está al alcance del que le interese la fantasía adulta. De quien quiera disfrutar de una lectura nueva y original y todo sin yo haber tenido que pagar un euro.
El Rumor de la Locura sigue en Librosalacarta.com para quien lo quiera leer. Le guardo un cariño especial y quién sabe si volverá a rondar por concursos.
A todos los que esperáis publicar: no desesperéis, a fin de cuentas, tener vuestra obra en papel no es el fin del camino. No tiene que ser vuestro objetivo, éste pasa por que la lean. He regalado ejemplares a gente que no conocía pero que estaba interesada en ella a cambio de algún comentario que sirviera de promoción en foros y demás. La mayoría ha permanecido muda. No sé si porque no les ha gustado o por desidia. La carrera del escritor es un acto solitario, antes, durante y después del proceso.
Hoy sigo pensando qué escribir bajo aquel roble o aquel sauce llorón de la UAB. Sólo que ahora están en mi recuerdo.
Buenas noches y que tengáis dulces sueños, colegas.
Os dejo un pequeño vídeo (se ve fatal porque no tenía medios por aquel entonces) de mi relato. Lo hicimos un amigo y yo con la esperanza de promocionar el Rumor por la web. La calidad es pésima y nunca lo llegamos a colgar, pero como símbolo del recuerdo, quería compartirlo con vosotros.