viernes, diciembre 21, 2007

Peso Cero


Demasiado tiempo entre anotación y anotación. No tengo excusa, esa es la verdad. Los que trabajéis, viváis en pareja y llevéis una casa, sí me entenderéis. Si además sumamos coordinar blogs, foros, webs y demás ocupaciones cibernéticas con la escritura, me entenderéis aún mejor.

Abordo el post de hoy con la sana intención de comentaros y sugeriros una novela: Peso Cero, de mi colega Antonia Romero. No soy muy dado a opinar sobre libros o películas. Cada cual tiene su criterio para evaluar si algo le gusta o no. Aun así, alguna vez lo he hecho en algún que otro foro y hoy, que dispongo de un blog propio, creo que puedo ayudar en vuestra decisión de afrontar una nueva lectura.

Me considero un lector de diversos géneros aunque siempre me he decantado por el terror o la fantasía. Aquellos que logran que durante unos días me evada de la realidad cotidiana. De vez en cuando me apetece poner los pies en la Tierra y escojo una lectura más cercana, como es este el caso.

Cuando empecé a buscar gente que compartiera mi afición por la escritura, di con el blog de Antonia Romero. Enseguida quedé prendado de su prosa ágil y sincera hasta la médula. Sus relatos hicieron que me volviera a preguntar: ¿cómo se publican libros de gente como Ana Rosa Quintana si hay otra tan buena por descubrir? Evidentemente, mejor lo dejamos como una cuestión retórica. En fin que contacté con ella y tuve la suerte de leer Peso Cero que trata un tema que viví de cerca a través de una persona cercana a mi familia.

Antonia hace alarde desde la primera página de su inmensa capacidad para dibujar personajes en tan solo dos frases. Hablamos de un Libro de unas 230 páginas centradas en el desarrollo de una enfermedad tan dura como es la anorexia. Pensad que no es una novela particularmente extensa y que el desarrollo de la enfermedad y el tratamiento podría consumir gran parte de la historia. De hecho lo hace, pero como si fuera un añadido a lo que realmente importa: las personas que la sufren. No me refiero sólo a Alicia, la protagonista. Antonia perfila magistralmente a Mario, su padre y logra que se convierta en alguien cercano a nosotros, en una persona de papel y tinta tan creíble como una de carne y hueso, Insisto de nuevo en que es algo difícil de conseguir en una novela que en manos de otros autores, habría centrado la atención en el lado más morboso y duro de la enfermedad. No por ello, Antonia deja de esquivar estos aspectos más oscuros. La realidad es la que es y la autora da muestra de ella pero sin recrearse, vamos, que no es el telediario de Antena-3.

No voy a desvelar nada del argumento, no quiero aguar la fiesta a nadie. Sólo apuntar que la trama se puede dividir en el sufrimiento de la enfermedad y en el sufrimiento de la recuperación. En esta segunda parte aparecen nuevos personajes que en un principio, a mí que tengo aversión a la religión católica, me causaron cierta reticencia. Pero de inmediato quedó disipada porque Antonia no nos habla de religiosas en el sentido cerrado de la palabra. Nos muestra personas que por hache o por be, se ‘dedican’ a la religión.

No quiero enrollarme más. Sólo deciros que me dejó muy buen sabor de boca. La historia es buena, la redacción aún mejor. ¿Qué más se puede pedir a una novela? Pues precisamente lo que le ha sucedido; el verse publicada.

Os toca a vosotros decidir si vuestra futura compra va a ir encaminada hacia un nuevo best-seller o le vais a dar una oportunidad a una obra que, de haber sido editada por una grande (Diálogo lo ha hecho bien), estaría llamada a convertirse en una novela conocida y reconocida. No olvidemos que fue finalista en el Premio de Novela de YoEscribo.com. Por algo sería, ¿no?

Totalmente recomendable para todo tipo de lectores. Pensadlo, no os arrepentiréis.

2 comentarios:

AdR dijo...

Vaya, bienvenido... en todo este tiempo esperando noticias de este blog me ha dado tiemp a fundar Scriptoria :) Me alegro que hayas vuelto,m e apunto el libro de tu amiga, a ver si me animo, y entiendo perfdectamente lo que dices, son muchos temas para llevar adelante, yo sigo escribiendo como puedo, la verdad.

Un saludo

Antonia Romero dijo...

Ya sé que a los amigos no se les da las gracias por serlo. Aún así, gracias.

Besos para los tres