
Todos los que hemos enviado obras para que una editorial o agencia las evalúen y decidan sobre su posible publicación, vivimos un poco con los ojos pendientes del correo electrónico, de la pantalla del móvil o bien con las llaves del buzón en la mano al llegar a casa.
El viernes pasado me encontré la ansiada notificación de Correos amarilla y azul. El remitente era la todopoderosa Editorial Planeta. Alegría inicial, aceleración de los latidos de mi corazón y sudor frío en mi espalda. Una “grande” me enviaba algo certificado.
En el ascensor, la razón ya se había impuesto al corazón. Hice memoria: una de las editoriales que se había interesado por
ETREUM era Minotauro, perteneciente al Grupo Planeta. Si mal no recordaba, les envié el manuscrito en julio del ’05, convencido de que podría encajar en su perfil definido por las publicaciones de fantasía, terror y ciencia-ficción. Hasta ahora no habían dado señales de vida. Forcé mi memoria todavía más y recordé haberles reclamado el manuscrito 3 veces. Al menos, si no tenían intención de publicarlo, que me lo devolvieran y me ahorraría las fotocopias y la encuadernación para enviarlo a otra editorial. Sin embargo, el corazón siempre tiene que hacer de las suyas: ¿Y si lo habían leído? ¿Y si era un contrato? ¿Y si al menos era un informe de lectura? ¿Y si la abuela fuma Ducados?...
Mi cabeza me decía “no te emociones, si quisieran publicarte te habrían llamado por teléfono”. Con este último pensamiento dejé pasar los días hasta ayer.
Camino de Correos después de salir del trabajo, mi corazón volvió a gritar más que mi razón: “Es un contrato” “Les ha gustado” “Es una editorial que publica libros como el tuyo”.
Me imaginé publicado por una “grande”. Mi novela distribuida a todas las librerías, posibilidad de editar en otras lenguas según las ventas, contratos fiables (no de co-edición), publicidad en revistas del sector… Mi sueño hecho realidad. No hablo de dinero (que siempre ayuda), hablo de que la novela llegue en buenas condiciones a todo aquel que quisiera leerla después de que se hubiera dado a conocer como es debido. Hablo de entrar en una librería o centro comercial y verla apilada junto a Harry Potter, el insufrible Código DaVinci o La Sombra del Viento. Ni eso, con que estuviera en las estanterías y no en un almacén me conformaría.
Ya en Correos me dan un sobre grande y gordo. O los contratos son muy sustanciosos o es la novela junto un informe de lectura. Lo abro: Mi novela impoluta, sin dobleces en las hojas, sin marcas ni anotaciones, sin grasa de dedos que haría las delicias del CSI… seguramente sin haber sido leída.
Busco algo más. ¡Ah, sí! ¡Hay un papel! Transcribo literalmente:
“Estimado Señor:
Adjunto le estamos devolviendo el manuscrito ETREUM que nos ha enviado para su lectura, ya que no vamos a publicarlo.
Sin otro particular le saludamos muy atentamente.”Línea y media para casi trescientas páginas. No está mal, les doy un 10 en comentarios de texto. Vamos… que si la llego a enviar a ZARA me contestan lo mismo.
Para ser una editorial especializada en fantasía, tienen muy poca imaginación.
¿Alguna razón? ¿La han leído? ¿Es muy mala? ¿Está plagada de faltas de ortografía? ¿Les ha gustado?...
Comprendo que no adjunten un informe exhaustivo, lo podría aprovechar de carta de presentación: “¡Eh, editor, que me ha leído Planeta! ¡Ojito con lo que vas a decir!” En fin, como ninguna editorial me ha dicho que mi novela es una piltrafa literaria, de momento me quedo con las críticas que he recibido: original, engancha, bien escrita y mejor narrada, imaginativa, “no me importaría pagar 20 € aún habiéndola leído ya”… Me doy ánimos yo solo y prefiero pensar que, visto lo visto, lo único que falla de
ETREUM es el nombre y el currículum del autor.
Sigo ofreciéndola gratuitamente a quien
SÍ la quiera leer. Quizá algún día alguien piense que se podría hacer algo más por acercarla a la gente.
Siento el tono derrotista, pero me enciendo. Es como cuando vas a buscar trabajo y te echan para atrás porque en la foto del currículum apareces sin afeitar.
Un abrazo a todos los que soportáis estas líneas.